jueves, 25 de enero de 2018

Caja de Pandora.

Una vez que abras la boca, las palabras se harán dueñas del aire y del tiempo. Lo ocuparán todo. Se quedarán enredadas en los recuerdos y en los suspiros. No dejarán sitio para nada más que esas palabras, que se quedarán para siempre dando tumbos entre la nada y tus pulmones. Saldrán pesadas y apesadumbradas, como sin querer salir, pero terminarán saliendo. Desde la nada, hacia tus tripas, hacia tu garganta. Y, suavemente, irán pintando el aire de gris, plomo. Gris pesado. Irán modificando la atmósfera y cambiando los átomos de sitio. La composición de todo cambiará y ya solo habrá palabras densas, desmenuzándose entre los huecos de las escaleras. Cayendo a chorros como lágrimas por tu mejilla. La lengua intentará besarlas al llegar a los labios. Las lamerá como intentando tragárselas de nuevo para que vuelvan a no existir. Pero no habrá vuelta atrás. Una vez que abras la reja que mantiene a las palabras abarrotadas, apabulladas, impacientes, observadoras de todos tus silencios, no volverán. Serán libres para siempre. Como tú. Que ya no serás dueño de nada, porque ya no habrá silencio. Sólo palabras densas y grises revoloteando para siempre sobre tu piel y en el recuerdo de tus entrañas.