lunes, 17 de junio de 2019

Colgado del balcón.

–Tienes un corazón colgado de la puerta del balcón.
–Sí, es el mío. Se lo regalé a alguien sin querer y me lo tiró a la cara. Erró el tiro y sigue colgado ahí desde entonces.

domingo, 3 de febrero de 2019

Caballero de blanda armadura.

20 de noviembre de 2017, desde algún lugar lejos de casa.

Tantos años jugando a este juego absurdo de un escondite que no existe, por no quedarme desnuda e indefensa delante de ti. Debilitándome al hacerme la fuerte, huyendo en una bici estática...porque aquí sigo. Buscando el brillo de tu mirada al verme, esa sonrisa inevitable. Ya nunca volverá a ser igual. Nunca seremos los que fuimos y, quizás por eso, ya nunca seremos. Ya no me quedo, pero siempre vuelvo. Es difícil distinguir lo que es verdad de lo que es costumbre. Tengo el hábito raro de quererte, de volver incansablemente a buscarte, seas quien seas ya. Cada vez que me empeño en salir a buscar otros brazos y me sale mal, volver a ti es como volver a casa después de la guerra. Pero reconforta a la vez que me desespera. Saber que estás, pero nunca del todo. Saber que me quieres, pero siempre a medias o, más que a medias, en otra dimensión. En la dimensión donde se encuentran todas las cosas cotidianas que pensamos que no vamos a perder jamás y cuidamos a medias o, más que a medias, distinto. Amor sin pasión, amor de amigos, amor de mármol. Frío y estable, como tú. Cercano pero distante. No sé si demasiado simple o demasiado complejo. Lejano, indescifrable. Tan tuyo, tan de otras, tan de nadie. Muerto de miedo y a medias. Ambiguo. Bienvenido, Mr. Right. Frente a mi desorden y mi locura, frente a mi pasión desbordada, frente a mis miedos, frente a mis me voy pero me quedo, frente a mis contradicciones, frente a todo mi amor...toda tu cordura, tu frialdad, tu ausencia presente, tus huidas, tu romanticismo de mierda. Dos corazones muriendo de amor y soledad por la pura cobardía de no querer perder lo que nunca se ha tenido, por no romper una fantasía demasiado preciosa como para hacerla realidad. ¡Ay, del que ya no tema nunca más y se atreva! ¡Ay, de los valientes que quieren en directo a tanto cobarde queriendo en diferido! ¡Ay, de todos los que nos quedamos cuando hace tanto tiempo que deberíamos habernos ido!

Desintoxicación permanente revisable.

He entrado en un centro de desintoxicación de miradas y caricias. He puesto tus besos en cuarentena. Tomo pastillas contra tu olor y he encontrado parches de nicotina que abrazan lo mismo que tus manos. Aquí sigo, pero ya no te espero. Hay peores vicios que fumar. Me muerdo las uñas al recordarte, pero ya no se me eriza la piel cada vez que pienso en follarte.