lunes, 3 de febrero de 2020

Apenas diez centímetros.

Apenas diez centímetros separan nuestras vidas. El tabique es muy fino, se escucha todo. A veces, me pregunto si es un tabique real o no es más que cartón piedra bien conseguido. Un simple biombo disfrazado de pared para que creamos que vivimos vidas independientes, en dos casas distintas. Nunca había entendido tan bien el concepto de "paralelas" hasta esta noche, aunque no tengo claro que se pueda ser simétrico y paralelo al mismo tiempo. Nuestras camas están dispuestas de forma simétrica, pero nuestras vidas son del todo paralelas. Las dos yacemos desnudas, yo por el verano y ella por la compañía. Ella no está sola, pero yo sí. Ella está follando, yo estoy leyendo. A ella se le desencaja la mandíbula de placer y se le escapa algún gemido. Yo encajo mi mandíbula apretando fuerte los dientes contra la férula de descarga y, con cada embestida del otro lado, se me escapa rebelde una lágrima sobre la mejilla. Me gusta más mi libro que quien sea que la acompañe, pero me sigue poniendo triste dormir sola entre semana. He alcanzado los tapones de la mesita y me he aislado del otro lado. Ya no importa si todo es un escenario falso. Termino el relato y apago la luz. No sé por qué parte de vida ira ella. 

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