domingo, 6 de diciembre de 2015

Muchacha

Llevo tres días tumbada en el mismo sofa, mirando la misma pared. No me malinterpretéis, me he movido. Levemente. He distraído mi mirada de esta pared, mi cuerpo de este sofá y mis pensamientos de este vacío. Y, sin embargo, aquí sigo. Los momentos de movimiento son ínfimos. La inmovilidad tiene la capacidad de dilatar el tiempo, de hacer eternos los momentos. He mirado el móvil cada cinco minutos durante una hora. Nada nuevo. He visto tres capítulos seguidos de la misma serie. Nada nuevo. He repasado facebook cada media hora. Nada nuevo. He visto un tuit nuevo por segundo. Nada nuevo. Todo sigue inmóvil. Como yo. Clavada en este puto sofá. Con la mirada clavada es esa puta pared. Mil trescientos cinco pensamientos por segundo. Y nada nuevo. No ha cambiado nada. No me quieres. Sigo esperando a que eso cambie. Pero no. Eso tampoco cambia. Clavada en un sofá. Mirada clavada en la pared. Cinco minutos después. Y sigues sin quererme. Nada nuevo. El tiempo se ha parado y no se bien como ponerlo de nuevo en marcha. Todo está girando, sigue pasando. Todo está en movimiento, gastando tiempo. Pero aquí dentro no. En el refugio de superman los relojes andan, pero el tiempo está quieto. Lo he parado yo. Estoy tumbada en el sofa mirando la pared. Mil trescientos cinco pensamientos por segundo. No me quieres. Nada nuevo. "Tienes que ponerte en marcha, muchacha". Tres días quieta. He conseguido parar el tiempo tres días completos. No ha pasado absolutamente nada. Tres días. Ninguna conclusión. Ningún problema solucionado. Ninguna decisión. Nada nuevo. Tres días completos. Tira de la cuerda. Apaga la bombilla. "Ponte en marcha, muchacha". No sobrevalores los sentimientos. La vida es tiempo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario